Esta teoría se debe a las investigaciones
de Albert Bandura, quien consideró que al igual que los determinantes externos de la conducta,
como las recompensas y los castigos, las creencias, pensamientos y expectativas
también constituyen un sistema de
influencias que actúan afectando la conducta y el aprendizaje. La teoría socio
cognitiva se centra en el aprendizaje humano, y afirma que se aprende por
observación, imitación y modelación. La idea básica de Bandura es que el aprendizaje puede
ocurrir mediante la observación o el ejemplo, más que solo por el reforzamiento
directo. Para Bandura, la mayor parte de la conducta humana se aprende a
través del ejemplo, sea de manera intencional o accidental. Aprendemos al
observar a otras personas y conformar nuestras conductas con de ellas. Según
Bandura, no solo el entorno afecta la conducta, sino que también la conducta
puede afectar el entorno. Las personas podemos aprender del ejemplo de los
demás, y a su vez del resultado de sus acciones; otro principio que subyace de
esta teoría es que no necesariamente
tiene que haber un cambio en la conducta para que ocurra el aprendizaje;
significa que la persona puede observar, aprender y no necesitar reflejarlo en
ese momento sino que quizás le sirva posteriormente o nunca.
Bandura analizó la naturaleza del
aprendizaje por observación y encontró que era regido por cuatro mecanismos
relacionados que son: procesos de atención, de retención, de producción y de
incentivo y motivación. Según Bandura el aprendizaje por observación
ocurriría a menos que le sujeto ponga atención al modelo. La simple exposición del sujeto al modelo no garantiza que
éste atienda a las claves y estímulos relevantes, o que perciba la situación de
manera precisa. El sujeto debe percibir al modelo con la precisión suficiente a
fin de adquirir la información necesaria para imitar el comportamiento de este.
Un ejemplo de proceso de atención seria permanecer atento durante una
determinada clase.
En el proceso de retención los sujetos
deben recordar aspectos significativos de la conducta del modelo para
repetirlas más tarde, un ejemplo de esto se da después de observar un video en
una clase y tomar nota de este.
El proceso de producción consiste en
traducir imágenes y las representaciones simbólicas verbales en conductas manifiestas. Aunque
podemos haber atendido, retenido y repasado las representaciones simbólicas de la conducta de un modelo, todavía
podemos no ser capaces de realizar la conducta en forma correcta. Un ejemplo
sería un sujeto que está aprendiendo a conducir un carro y el instructor le da
las indicaciones para practicar acerca de los diferentes tipos de velocidades y
esquivar los obstáculos que se encuentra en la vía, para el control de tráficos
en la calle
No importa
lo bien que atendamos y retengamos las conductas observadas
o cuanta habilidad tengamos para realizarlas, no lo haremos sin los
procesos de incentivos o de motivación. Cuando se dispone de incentivos, la
observación se traduce en acción más
rápidamente. Los incentivos también influyen en los procesos de atención y de
retención. No ponemos mucha atención sin un incentivo por hacerlo y entre menos
atención se preste menos se retiene. Percibir que la conducta del modelo conduce a una recompensa o evita un castigo
puede ser fuerte incentivo para que pongamos atención, recordemos y realicemos la
conducta en forma correcta.
Bandura sostuvo que, si bien el
reforzamiento puede facilitar el aprendizaje, no requiere para que el
aprendizaje ocurra. La investigación de Bandura mostró que los niños que ven
un modelo en la televisión imitan su
conducta sin importar si se les ha prometido una recompensa.
MODELAMIENTO
El modelamiento se define como la técnica de modificación de la conducta que
implica observar el comportamiento de
otros (los modelos) y participar con
ellos en la realización de la conducta deseada. Mediante el
modelamiento, al observar la conducta de un modelo y repetirla es posible
adquirir respuestas que nunca hemos realizado o mostrado antes y
fortalecer o debilitar respuesta
existentes. La demostración clásica de Bandura
incluye al muñeco bobo, una figura inflable de plástico con una altura
de 91 a 120 cm (Bandura, Ross y Ross, 1963).
Los sujetos en los primeros estudios
fueron niños preescolares que miraban a un adulto golpear y patear a bobo. Mientras atacaba al muñeco, el modelo adulto gritaba
“¡Golpéalo en la nariz!” y lánzalo por
el aire. Cuando los niños se les dejaban solo con el muñeco, su conducta seguía
el ejemplo de lo que acababan de presenciar. Su conducta se comparó con la de
un grupo control de niños que no vieron al modelo atacar al muñeco. Se encontró
que el grupo experimental fue dos veces más agresivo que el grupo control. La
intensidad de la conducta agresiva fue la misma en los sujetos experimentales
si el modelo se veía en vivo, en televisión o como personaje de caricatura.
Efecto del modelo en los tres medios fue
provocar conducta agresiva, acciones que no fueron exhibidas con la misma
fuerza por los niños que no observaron a los modelos.
Con base
en una investigación intensiva Bandura concluyó que gran parte de la conducta buena
o mala, normal y anormal, se aprende imitando las conductas de otras
personas. Desde la infancia desarrollamos
respuestas a los modelos que la sociedad nos ofrece. Con los padres como
primeros modelos, aprendemos su lenguaje y nos socializamos por las costumbres
y conductas aceptables de la cultura.
Las características de los modelos afectan nuestras tendencias a imitarlos.
Los atributos de los observadores
también determinan la efectividad del aprendizaje por observación. La
gente que tiene poca confianza en sí
misma y baja autoestima es más proclive
a imitar la conducta de un modelo que sus contrapartes. Las
consecuencias recompensantes vinculadas
con una conducta particular pueden
repercutir en el grado del modelamiento e incluso superar el impacto de las
características de modelos y observadores. (Bandura, 1965)
INTEGRACIÓN FE -
APRENDIZAJE
Según Elena G. de White en su obra Joyas de los Testimonios, Dios ha dado
una comisión a los padres: Dios ha señalado a los padres
su obra, la cual consiste en formar los caracteres de sus hijos según el Modelo
divino. Los padres pueden sembrar la semilla de la ruina: Los padres que siguen
una conducta errónea enseñan a sus hijos lecciones que les resultarán dañosas,
y también siembran espinas para sus propios pies. En gran medida los padres
tienen en sus propias manos la felicidad futura de sus hijos. A ellos les
incumbe la obra importante de formar el carácter de estos hijos. Las
instrucciones que les dieron en la niñez los seguirán durante toda la vida. Los
padres siembran la semilla que brotará y dará fruto para bien o mal. Pueden
hacer a sus hijos idóneos para la felicidad o para la desgracia. (Joyas de los
Testimonios 1:142, 143).
De otro lado, en las sagradas escrituras,
los versículos 4 al 9 del capítulo 6 de libro del Deuteronomio, nos indica:
“Oye,
Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. Y amarás a Jehová tu Dios de todo
tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Y estas palabras que yo
te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y
hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte,
y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán
como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus
puertas.”
Lista de Referencias
BANDURA, ALBERT; ROSS,
DOROTHEA; ROSS, SHEILA A. The Journal of Abnormal and Social Psychology, Vol
67(6), Dec 1963, 601-607
SCHULTZ DUANE P; SCHULT
SYDNEY, ELLEN. Teorías
de la Personalidad.7ª ed. 2004. México, MX: International Thompson Editores. 540p. ISBN 0-534-
55107-6.
No hay comentarios:
Publicar un comentario