Prof. Nolfa Ibáñez S.
Depto. de Educación Diferencial, Facultad de Filosofía y Educación, Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación, Av. J. P. Alessandri 774, Santiago, Chile. E-mail: nibanez@umce.cl
El artículo destaca el papel de las emociones en la construcción de los
aprendizajes. Da cuenta de la primera investigación realizada en la formación
docente inicial, que recoge la percepción de estudiantes de pedagogía de todas
las carreras de pregrado de la UMCE, quienes contextualizan el surgimiento de
sus emociones favorables y desfavorables en la interacción cotidiana en el aula
universitaria.
INTRODUCCION
Sabemos que las emociones constituyen un factor importante al momento de
explicar o interpretar el comportamiento humano. Ya a mediados del siglo
pasado, en un trabajo conjunto entre investigadores del Instituto de Psicología
de la Academia de Ciencias Pedagógicas y profesores de la cátedra de Psicología
de la Universidad de Moscú, cuyo propósito era “exponer las conquistas más
recientes de la ciencia psicológica y los cambios que se han operado en la
psicología en los últimos años”, se destacaba el papel de las emociones en las
acciones humanas: “Las emociones influyen grandemente para regular la actividad
y la conducta del sujeto. Solamente aquellos fines hacia los cuales el sujeto
tiene una actitud emocional positiva pueden motivar una actividad creadora”
(Smirnov, Leontiev y otros 1960: 356). Actualmente han cobrado relevancia otras
teorías que hacen notar la importancia de las emociones en el desarrollo
cognitivo y psicosocial (Gardner 1993; Shapiro 1997; Goleman 1996). Sin
embargo, en el ámbito educacional las emociones
de los estudiantes no han sido parte de los factores a considerar para el
diseño de estrategias metodológicas y evaluativas; por el contrario, nuestra
cultura escolar desvaloriza “lo
emocional” por considerarlo opuesto a “lo racional”.
En Chile, el destacado científico Humberto Maturana R., Premio Nacional
de Ciencias, postula que las emociones son mucho más que sólo un aspecto a
considerar para explicar las acciones humanas (Maturana 1990 y 1992). Sostiene
que las emociones son disposiciones corporales dinámicas que están en la base
de las acciones y que toda acción humana se funda en una emoción:
“(…) lo que connotamos
cuando hablamos de emociones son distintos dominios de acciones posibles en las
personas y animales, y a las distintas disposiciones corporales que los
constituyen y realizan. (…) no hay acción humana sin una emoción que la funde
como tal y la haga posible como acto. (…) no es la razón lo que nos lleva a la
acción sino la emoción” (Maturana 1990: 20-21).
Las clases de acciones tienen que ver con las emociones que permiten su
realización; así, dependiendo de la emoción en que uno se encuentre será el
tipo de acción que puede realizar, en cada momento. Esto lo vivimos cotidianamente.
Una estudiante de la universidad hizo el siguiente relato para ejemplificar su
comprensión de las emociones en esta perspectiva teórica:
“Estaba muy desanimada y triste esos días porque había peleado con su (novio), ni siquiera tenía interés en
conversar con quienes intentaban animarla. El sábado los amigos tenían una
fiesta; la invitaron y no quiso ir, sólo deseaba estar sola y acostarse. Ellos
insistieron, pero ella les explico que no podría ir a bailar ni compartir con
ellos. Un momento después recibió una llamada telefónica, era su ex novio que
la invitaba a salir! de inmediato le
dijo que sí y corrío a arreglarse. Ahora sí tenía deseos de bailar”.
El ejemplo es elocuente: cambia la emoción, cambia el espacio de
acciones posibles de emprender. Si las emociones definen el espacio de acciones
posibles de realizar, entonces las emociones constituyen el aspecto de mayor
relevancia para facilitar los aprendizajes en educación: emociones positivas o
gratas permitirán la realización de acciones favorables para el aprendizaje,
emociones negativas o no gratas no lo permitirán. En el caso de la interacción
en el aula, las emociones que fundan las acciones de los estudiantes serían
determinantes para el curso que sigue su aprendizaje, al favorecer o limitar
acciones de una cierta clase según sea la emoción que las sustente. Por
ejemplo: un alumno molesto o aburrido no realizará acciones favorables para el
aprendizaje de las materias o contenidos tratados por el profesor en ese
momento, como manifestar su interés en participar, hacer consultas, pedir
nuevos ejemplos, discutir un concepto, etc; por el contrario, un alumno
motivado e interesado sí podrá hacerlo, favoreciendo así la construcción de su
aprendizaje. Esto lo hemos constatado en numerosos estudios realizados con
niños y jóvenes en educación diferencial y educación básica, en la línea de
investigación de la Metodología Interaccional Integrativa (MII)1, propuesta
pedagógica basada en la concepción de aprendizaje de la biología del conocimiento,
cuya aplicación considera siempre la disposición emocional de los alumnos
(Ibáñez 1988, 1995, 1997, 2002; Ibáñez, Flores Oróstegui 1991).
LAS EMOCIONES EN LA FORMACION DE
PROFESORES
Si deseamos revalorizar el papel de las emociones en nuestra cultura
escolar, la formación de profesores es un ámbito prioritario. Para iniciar un
trabajo sistemático en este ámbito, es necesario conocer lo que ocurre
cotidianamente en los estudiantes: ¿cuál es la percepción que los estudiantes
de pedagogía tienen de sus propias emociones en la interacción con sus
profesores y pares?; ¿cuáles son las emociones que en ellos surgen con mayor
frecuencia?; ¿en qué contextos interaccionales ocurren? Con esta motivación, y
asumiendo la concepción de emociones de H. Maturana, desarrollamos una
investigación entre 1999 y 2001, en conjunto con un grupo de académicos de
otras disciplinas de la Facultad de Filosofía y Educación de la Universidad2,
cuyo objetivo principal fue develar las emociones que surgen en los estudiantes
de pedagogía de la UMCE en la interacción con sus profesores y compañeros, para
proyectar los resultados del estudio a la innovación en las prácticas
pedagógicas de los formadores de profesores.
Aquí esta pequeña encuentra se podría recolectar información y sacar conclusiones
el nivel de emociones y que tanto puede afectar al aprendizaje positivamente o
negativamente en el aula de clase.
Carrera …………………………………………….. Semestre………
¿Qué emociones surgen en usted, con mayor frecuencia, en las interacciones
al
Interior de la sala de clases?
1. Interés y/o Entusiasmo
Cuando………………………………………………………………………
2. Rabia y/o Impotencia
Cuando………………………………………………………………………
3. Alegría y/o Satisfacción
Cuando………………………………………………………………………
4.- Inseguridad y/o Miedo
Cuando………………………………………………………………………
5. Otra u otras emociones
………………………………………………………………………………
Se podrían encontrar emociones favorables o desfavorables para el
aprendizaje se obtendría una información valiosa respecto a las emociones y
hacer un plan de acción para mejorar el ambiente del aula.
CONCLUSIONES
La investigación demuestra que
las emociones de los estudiantes constituyen un factor determinante en la
construcción de sus aprendizajes:
aspectos que todos consideramos prioritarios
para mejorar la calidad de los aprendizajes: sentirse motivado en las clases,
tratar contenidos contextualizados en las propias experiencias cuya aplicación
se puede visualizar en la práctica, sentirse valorado como estudiante, poder
participar, confrontar distintos puntos de vista, etc. Lo contrario ocurre con
la contextualización de las emociones desfavorables.
REFERENCIAS
GARDNER, H. (1993). Estructuras de la
mente: La teoría de las Inteligencias Múltiples. Fondo de Cultura Económica.
México.
GOLEMAN, D. (1996). La inteligencia emocional. Javier Vergara Ed. Buenos
Aires.
IBAÑEZ, N. (1988). “Metodología
Interaccional Integrativa. Lineamientos generales”. Asoc. Chilena de Lectura
ACHILS Especial Conferencias. Santiago.
IBAÑEZ, N. (1995). “La metodología
Interaccional Integrativa”. Boletín Metodológico 1. Facultad de Filosofía y
Educación. UMCE: 21-25.
IBAÑEZ, N. (1996). “La emoción: punto de partida para el cambio en la
cultura escolar”. Revista de la UMCE 2: 47-59
IBAÑEZ, N. (1997). “La metodología
Interaccional Integrativa en escuela rural y escuela urbana integrada”, Boletín
de Investigación Educacional. Pont. Universidad Católica de Chile. Vol. 12:
492-510.
IBAÑEZ, N. (2001). “El contexto
interaccional en el aula: una nueva dimensión evaluativa”, Estudios Pedagógicos
27: 43-53
IBAÑEZ, N. (2002). “La metodología
Interaccional Integrativa: una propuesta de cambio”, Revista Teoría e Prática
da Educação. Universidade Estadual de Maringá. Paraná. Brasil. (En
prensa).
IBAÑEZ, N., V. FLORES, I. OROSTEGUI, I.
(1991). “Aplicación de la metodología Interaccional Integrativa a niños con
problemas para aprender”. Informe Final de Investigación.
UMCE.
SMIRNOV, LEONTIEV, LURIA Y OTROS (1960). Psicología. Grijalbo.
México.
VYGOTSKI, L. S. (1995). Obras Escogidas,
Vis. LAS EMOCIONES EN EL AULA
No hay comentarios:
Publicar un comentario